Escuela de Padres I.E.C.C. 24-10-2014
Segunda Escuela de Padres Grado 7° 2014
cuido mi espacio familiar
la Escuela de Padres da a las familias "herramientas útiles de la mano de los mejores profesionales del sector, que están mensualmente en las sesiones con los padres ayudándoles en el desafío de educar".
Es importante que los padres y los hijos hagan cosas divertidas juntos. Los niños experimentarán sentimientos agradables (haciendo risas, juegos, deporte, yendo al cine o a comer por ahí) que les vincularán positivamente con sus padres. Los padres han de dedicar un tiempo mínimo diario para estar con sus hijos. Los psicólogos calculan que hay que estar “en casa”, ambos padres (con los niños despiertos) alrededor de 3 horas diarias. No hace falta estar encima de ellos, pero los niños deben sentir que si necesitan algo los padres estarán disponibles. Esto quizá es lo que más falta hace hoy en día, con infinidad de estímulos y con padres trabajando mucho tiempo fuera, que cuando llegan a casa no están para nadie.
El ambiente donde el niño crece va a favorecer o a dificultar la expresión de su potencial. También va a influir en la expresión del nuestro (sacará lo mejor, lo peor o no sacará nada). Por ello es importante que consigamos crear un estado de armonía en casa que permita obtener el máximo rendimiento del talento de cada uno de los miembros de la familia.
Los niños viven de acuerdo a nuestras expectativas. Si lo que les manifestamos es reiteradamente negativo; ”eres un vago, egoísta, idiota, trasto, etc.” se formarán una Autoimagen de acuerdo con el espejo que les estamos enseñando, ya que la autoestima representa una condición de lo humano, aprendida.
Es importante que los mensajes positivos (“eres fantástico”, “te queremos mucho”, etc.) sean más fuertes y más frecuentes que los negativos. Esto es fundamental hacerlo en momentos de crisis (separaciones, divorcios, nacimiento de hermanos, etc.).
¿Por qué padres que quieren mucho a sus hijos utilizan “farsas de control”?
- Porque repetimos conductas de cuando nos criaron a nosotros.
- Pensamos que es lo correcto (“si le digo que es un vago, estudiará”).
- Porque estamos agotados o fuera de sí. Y es que dominarse emocionalmente cuando estamos en las peores condiciones es difícil.
- Porque descargamos la tensión proveniente de otro sitio (trabajo, amigos, tráfico, etc.) en casa.
Para poder cuidar bien de sus hijos, los padres deben aprender a cuidar de sí mismos primero. En orden de importancia:
- Cuidar de uno mismo
- Cuidar de la pareja
- Cuidar de los niños
Otro problema frecuente es el de los límites. Para crecer de forma armoniosa, los niños necesitan límites. Con ellos los niños conocen exactamente cuáles son las reglas. Para ello los padres tienen que ser claros, predecibles y coherentes. Nada desquicia más a una familia que los límites varíen según el día o la hora y en función del cansancio o de la hartura de los padres. Los límites no disminuyen la autoestima, todo lo contrario (siempre que los niños se sepan queridos) y son fundamentales para el desarrollo.
La regla es: normas claras y afecto positivo.
Hay tres modelos principales de padres a la hora de educar:
- Padres autoritarios (agresivos). Se enfadan constantemente y muchas veces sin relación con el comportamiento del niño. La obediencia se consigue a base de miedo y es frecuente que la disciplina sea violenta física o verbalmente. Los hijos pueden ser asustadizos, tímidos, inseguros o rebeldes y desafiantes. Muchas veces los hijos, con la edad, devuelven con la misma moneda si hay conflicto.
- Padres pasivos (permisivos). El papel de adulto lo tiene el niño al que se le permite prácticamente todo. Suelen ser niños que aprecian poco lo que tienen y que con frecuencia tienen comportamientos despóticos. A estos padres hay que explicarles que el buen comportamiento de los niños no es un capricho sino una forma de hacer la vida más fácil. Además es necesario “contener” a los niños (sin estrangularlos) porque para el adecuado crecimiento se necesitan límites.
- Padres democráticos. Suelen ser padres seguros de sí mismos con buena autoestima. Suelen ser justos, equilibrados, firmes y claros. Interiormente están relajados. Saben que alguna dosis de frustración ayuda a madurar, ya que no siempre se puede hacer lo que se quiere. También saben que es importante que no se cumplan todos los deseos para poder seguir deseando, disfrutando y valorando.
Es también fundamental que los padres no se desdigan uno al otro delante de los hijos. Es importante la coherencia delante de los niños y que los padres aparezcan próximos y afectivos entre ellos. Las diferencias se dirimen en un sitio privado donde no estén presentes los hijos
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